Cancún (Redacción).- En los últimos cinco años, Quintana Roo es testigo de un preocupante incremento en los casos de fraudes y extorsiones que afectan a ciudadanos, empresarios y autoridades por igual, ya que el 90% de los casos no se denuncian.

La belleza de sus playas y la popularidad de destinos como Cancún, Playa del Carmen y Tulum contrasta con una realidad oculta que pone en jaque la seguridad y la confianza en la entidad, y en consecuencia de cada 100 casos de extorsiones sólo se denuncian 3 por miedo a represalias.

Fraudes digitales y presenciales en aumento

Expertos en seguridad informática y autoridades locales coinciden en que los fraudes digitales, principalmente por medio de llamadas telefónicas, correos electrónicos y redes sociales, se han disparado en los últimos años.

Desde estafas relacionadas con supuestos premios, préstamos falsos, hasta fraudes en compras en línea, la modalidad ha evolucionado en sofisticación, dificultando su detección y prevención.

Por ejemplo, en 2022, la Fiscalía General del Estado reportó un incremento del 35% en denuncias por fraudes electrónicos en comparación con 2018. Muchas víctimas, en su desesperación, prefieren no denunciar por temor a represalias o por desconocimiento del proceso legal.

Extorsiones: una amenaza latente en comunidades y negocios

Por otro lado, las extorsiones, tanto telefónicas como presenciales, cobran un papel alarmante en la vida cotidiana de los quintanarroenses, desde extorsiones a comerciantes y propietarios de pequeños negocios, hasta amenazas contra familias enteras, el fenómeno ha ido en aumento.

Según datos oficiales, en el 2024 Quintana Roo suma más de 100 denuncias tan sólo por extorsión, y las víctimas en su mayoría son comerciantes y pequeños empresarios, éstos últimos mencionan que por cada tres demandas formales, hay 97 casos que nunca llegan a la Fiscalía General del estado.

En 2023 se registraron más de 200 denuncias formales por extorsión en todo el estado, una cifra que, aunque puede ser subestimada por la clandestinidad del delito, refleja una realidad que requiere atención urgente.

En municipios como Playa del Carmen (Solidaridad), Benito Juárez y Cozumel, las autoridades detectaron un incremento en las llamadas de extorsión relacionadas con grupos delictivos que operan en la región.

Factores que alimentan la problemática

Expertos señalan que la creciente afluencia turística, la presencia de grupos delictivos y la falta de recursos en las instituciones encargadas de la seguridad son algunos de los factores que contribuyen a la proliferación de estos delitos. La movilidad de personas y el auge del comercio informal también facilitan que estas actividades ilícitas se expandan sin control efectivo.

Respuesta institucional y desafíos

Las autoridades estatales y federales implementaron campañas de sensibilización y fortalecieron los mecanismos de denuncia y atención a víctimas. Sin embargo, la percepción ciudadana aún es de desconfianza y vulnerabilidad ante la impunidad y la lentitud en los procesos.

El fiscal general de Quintana Roo, Raciel López Salazar, declaró que se trabaja en fortalecer y capacitar las fuerzas de seguridad y en la coordinación con instituciones nacionales e internacionales para combatir estos delitos. Sin embargo, la realidad muestra que todavía hay mucho por hacer para frenar el avance de los fraudes y extorsiones en la región.

El secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en sus registros apuntó que en enero del 2025 únicamente se abrieron 10 carpetas de investigación por extorsión en Quintana Roo, en el 2024 eran 148, lo que representa un aumento del 27% en comparación con el 2023.

Una llamada a la conciencia ciudadana

La lucha contra estos delitos requiere la participación activa de la comunidad. Se recomendó a los ciudadanos mantenerse alertas, verificar la información antes de realizar transacciones y denunciar cualquier acto sospechoso.

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En las mesas ciudadanas de seguridad, se precisa la colaboración entre sociedad y autoridades será clave para devolver la tranquilidad a un destino que, más allá de su belleza natural, enfrenta retos que no deben ser ignorados.